Historia
Prehistoria y primeros testimonios escritos
En los parajes montañosos, circunscritos al territorio municipal se encuentran más de 16 monumentos megalíticos, el menhir Erroldan Harria en el valle de Ata, junto con muchos dólmenenes, Ata, Zubigoien, Seakoain N y S, Pamplonagañe … La mayor parte se sitúa en altitudes comprendidas entre los 700 y los 1.000 m. en parajes de montaña de uso pastoril en la sierra de Aralar..
El primer testimonio escrito es de período romano Aracelium o Araceli que se identifican con los restos romanos aparecidos en el recinto de Zamarze. Apararece en documentación como Hyarte, Hiate, Iharte… desde el siglo XI, como lugar perteneciente al monasterio de Santa María de Zamarze.
Fundación y consolidación
La villa se fundó en 1355. El rey, Carlos II, mandó reunir en Huarte a los habitantes de Muztillano, Arguindoain o Arguindicain, Amurguin, Echabe, Aguiregui, Mendicoa, Epelloa, Urzegui, Blastegui, Illardia y Gatizano pequeñas aldeas de su entorno. El valle, Sakana, se había convertido en zona fronteriza (Guipúzcoa y Vizcaya quedaron bajo influencia castellana) y los ataques de partidas guipuzcoanas eran frecuentes. El rey, mandó crear una línea de defensa formada por villas defensivas como la de Etxarri-Aranatz… Sin embargo, la construcción y población de la villa fué difícil. En 1357 ordenaron el derribo de las casas de las aldeas para obligar a sus moradores a establecerse en Huarte, al que se le concede el fuero de Estella.
El crecimiento fue lento, en 1366 tenía 51 vecinos, pero fue consolidándose a finales de siglo. En 1401 se inicia la construcción de una muralla de piedra. Durante el siglo XV se decantó por el lado beaumontés, favorable a los castellanos. A pesar de conseguir asiento en Cortes, feria, y horca (derecho a la jurisdicción criminal) sigue luchando a lado beaumontés, y sufriendo ataques quedando asolada y despoblada totalmente su comarca en varias ocasiones.
A finales del XV vivió uno de los muchos incendios de su historia, quedando devastadas las 160 casas de la villa. Les fueron perdonados los impuestos reales por diez años.
Conquista y lento crecimiento
El ejército castellano, al mando del duque de Alba acampó en Huarte-Araquil en junio de 1512. Durante la ocupación se quemó el molino. A partir de la conquista Fernando el Católico mandó fortificar algunas plazas navarras como la de Huarte, así como reconstruir el molino.
En 1546 los habitantes se levantaron contra la ermita de Zamarce, con gritos de “sua, sua” por una prendería de ganado. Controlado el motín, los amotinados fueron condenados a pagar multa, entre los procesados había 3 mujeres.
Por esta época vivió en la villa Martija, una célebre curandera, nieta del doctor Cartagena médico en Lequeitio. Conocida por la geografía guipuzcoana y estellesa por sus curas y remedios a base de hierbas medicinales, con clientela principalmente femenina. También rindió cuentas ante la justicia.
Al lento crecimiento, hay que añadir un nuevo incendio en 1600, lo que provoca la imposibilidad de mandar representantes a Cortes por falta de medios. A final de siglo el insuficiente rendimiento agrícola genera crisis de subsistencia, obligando a vender arbolado para sufragar los gastos.
Siglos XIX y XX
El siglo de transición al liberalismo fue especialmente duro en la zona. Los pueblos se quedaron sin brazos para el trabajo agrícola, y las propias contiendas generaron quemas y destrucción.
En junio de 1822 los guerrilleros realistas entraron en dos ocasiones en Huarte Araquil, robando el correo y desarmando a los milicianos constitucionales. El vicario de Huarte, Miguel de Irañeta, junto con otros clérigos, fue suspendido del ejercicio de sus funciones por engrosar una de esas partidas.
A mediados de siglo tenía un estanco para la disposición de chocolate, posada y escuela dotada con 2.000 reales. En la contratación de maestro, una de las cláusulas lo obliga a instruir en vasco la doctrina cristiana a los niños todas las noches cuaresma. Esta cláusula se repite por lo menos en los contratos de 1820, 1822 y 1837. Aquí recibió su primera instrucción el compositor Felipe Gorriti (1839-1896), autor de la obra Agur Jesusen Ama.
En 1855 una epidemia de cólera azotó la localidad. En cumplimiento de la ley de desamortización aprobada ese mismo año, se vendieron un molino, una tejería y un solar del molino viejo.
En 1831, se aprobó la apertura del camino entre Pamplona y Vitoria por el valle de Arakil. Y durante el 1862-1865 se construyó el enlace de la línea Pamplona-Alsasua, conectando con la línea Madrid Francia. Los sillares y la manpostería del puente de la vía fueron construidos con restos de muralla. Estos ejes cambiarán la configuración urbanística de la villa, su crecimiento se desarrollará hacia E y W en torno a los dos nuevos ejes. Aunque el trazado de la antigua villa apenas será modificado.
El fin de siglo se cierra con otro gran incendio en 1892.
Durante los años 30 se dan encuentro tres corrientes políticas: derechas, izquierdas y nacionalistas. Durante la Guerra Civil y como consecuencia de la represión fueron asesinadas tres personas de esta localidad, entre ellas el alcalde.
En 1962 sufrió el último gran incendio dejando rastro en la arquitectura del lugar, calle del Río.
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